"Probablemente, El Niño 2015-2016 sea un problema inmediato que afecte nuestro ya poco atendido patrimonio; sin embargo, el mayor problema es seguir pensando que la inversión. en temas de cultura, es un gasto público..."
Por Cristina Vargas. 11 marzo, 2016.En los últimos meses, hemos estado temiendo la llegada de las lluvias que traería El Niño; fundamentalmente, por el impacto que tiene sobre nuestras ciudades poco preparadas, que parecen no recordar que El Niño nos ha acompañado históricamente. Además, se olvida que el patrimonio cultural material –bienes muebles e inmuebles– también puede verse dañado.
‘La salud’ del patrimonio cultural es resguardada en dos vías: la conservación y la legislación vigente. Ambas intentan prolongar su vida y disfrute, entendiendo que se trata de bienes únicos que, afectados, corren cada vez más peligro de no ser legados a las siguientes generaciones. La conservación preventiva de los bienes culturales alude al control previo de todas aquellas causas –internas (propias de los materiales de los bienes) y externas (medioambientales) –, que ponen en riesgo la prolongación de la esperanza de vida de un bien patrimonial.
En Piura, las altas temperaturas y las lluvias del FEN son factores de riesgo que debemos considerar. Hay fuentes documentales que podrían encontrarse en ambientes inundables o húmedos que dañan el papel y atraen las plagas; o, hay muros de viviendas que ceden ante el exceso de humedad producida por las precipitaciones pluviales.
La conservación preventiva implica una actuación previa y constante en el tiempo y no una reacción ante una inminente emergencia. De hecho, uno de los riesgos más grandes del patrimonio cultural, aunque suene contradictorio, es el hombre mismo. Así, parte del patrimonio que alberga Piura está en manos de las autoridades municipales y regionales. Un ejemplo: el ex colegio San Miguel sigue esperando la voluntad política para que el proyecto de su puesta en valor se realice; mientras, sus paredes podrían ceder ante las lluvias y, otro bien patrimonial de nuestra ciudad, podría desaparecer completamente.
La legislación actual da competencia a las entidades locales y regionales para realizar proyectos culturales. Además, existen mecanismos para acceder a fondos de financiamiento. Probablemente, El Niño 2015-2016 sea un problema inmediato que afecte nuestro ya poco atendido patrimonio; sin embargo, el mayor problema es seguir pensando que la inversión en temas de cultura es un gasto público más que un vehículo que dinamiza la vida de una comunidad, permite un desarrollo creativo y sostenible y ayuda a la recuperación de la identidad comunitaria.
(Versión ampliada del artículo publicado en El Tiempo el 11 de marzo de 2016)